En Betis, Huesca y Espanyol, el técnico catalán se ha acostumbrado a salvar situaciones límite. «Veremos la semana que viene» dijo Alexis sobre su actual técnico.
«¿La situación del entrenador? Vamos semana a semana y tras el Real Madrid lo revaluaremos», dijo hace tres días Alexis Trujillo, coordinador de la secretaría técnica del Betis. Las palabras confirman que el puesto de Rubi vuelve a estar en el aire tras haber cosechado una sola victoria en los diez últimos partidos de Liga y caer además en Copa eliminado por el Rayo, en dieciseisavos. 14º en la tabla, con el descenso más cerca (aunque aún lejos, a ocho puntos) que el objetivo de ir a Europa, el entrenador catalán se la juega ante el que ahora mismo es el peor rival posible del campeonato, el líder Real Madrid.
Acostumbrado ya. ·¿Que si siento mi puesto amenazado? Esa pregunta este año es muy habitual y ahora por desgracia porque no estamos donde debemos estar. Pero no me preocupa, trabajo para estar cerca de la victoria. Luego que ganemos o no depende de otras cosas». Rubi no habló desde el tópico sino desde la experiencia. Este año, en el Betis, ya se salvó de la destitución dos veces como si de una película de James Bond se tratara. Lo hizo Fekir ante el Celta, a finales de octubre, con un tanto sobre la misma bocina. Y lo mismo pasaría con Canales ante el Valencia, también en el Villamarín pocas semanas después, el 23 de noviembre. La épica volvía a sonreírle al entrenador catalán, que en las últimas temporadas se ha acostumbrado ya a salvar situaciones límite.