MADRID.- El delnatero del Atlético de Madrid lt;HIT gt;Diego lt;/HIT...

En circunstancias normales, el Atlético habría arrancado LaLiga como líder. No todos los días se echa la puerta abajo con media docena de goles. Mucho menos, si se trata del Atlético. No por nada. Simplemente porque el curso pasado, rematado de urgencia por el coronavirus hace poco más de dos meses, los rojiblancos vivieron un ataque de pánico frente a la portería rival durante todo el curso. Con el que Koke marcó en el último partido, frente a la Real Sociedad (1-1), ya con los deberes cumplidos, sumaron 51. El peor registro desde el advenimiento de Simeone. Esta vez, el impulsivo técnico se permitió un respiro con el último tanto frente al Granada (6-1), el sexto de sus chicos, pese a que supuso el doblete de Luis Suárez, en el día de una premiere que acabó en uno de los partidos más rotundos con el Cholo al mando.

Sugería en la previa Simeone, entusiasmado con el fichaje de Suárez, que con los mejores Griezmann, Falcao o Costa, su equipo siempre había peleado por grandes metas. Y lo vivido ayer, pese a que el punta uruguayo asomó cuando el Granada ya estaba sepultado, parece darle la razón. De hecho, nunca habían arrancado una Liga con semejante zarpazo. «Cuando hemos ganado títulos había grandísimos jugadores: Villa, Adrián, Raúl García…», recordaba Diego Costa, señalado desde hace tiempo y, sin embargo, autor de la primera diana. Él ha estado presente en buena parte de los grandes festines del Atlético de Simeone. Aquella chilena en el 7-0 al Getafe (2013), su sello en el 6-0 al Deportivo (2012), con el imborrable repóquer de Falcao, o incluso ese remate de cabeza que abrió de par en par al Granada con una manita (2013), todos en el Vicente Calderón. Sólo se perdió la de aquel 7-1, en el último cumpleaños (50 años) del hoy demolido recinto rojiblanco, precisamente también ante el Granada (2017), porque defendía la camiseta del Chelsea. Allí, igual que ayer, sí anduvo Yannick Carrasco, que dejó un majestuoso triplete.

Porque hubo un tiempo en que al Atlético, de vez en cuando, se le caían los goles de los bolsillos. En silencio, el Wanda Metropolitano vivió su primera lluvia de goles. Y buena parte de culpa la tuvo Joao Félix, que iluminó a sus compañeros con el recital que se espera del fichaje más caro en la historia del club (126 millones). Todo lo que se le pasaba por la cabeza desembocaba con acierto en sus privilegiados pies. Marcó, asistió, forzó un penalti y, como se ha escrito, alumbró al resto, camino del mejor estreno liguero de Simeone. Y eso que, igual que ocurrió hace un año, volvieron a echar por tierra un penalti. Si entonces fue Morata, frente al Getafe, esta vez fue Saúl, el del doblete en el Camp Nou, desde esa misma distancia.