Los jugadores del Real Madrid celebran el título.

Raúl González Blanco no estaba llamado a tomar las riendas del equipo juvenil del Real Madrid que ayer se impuso al Benfica en la final de la UEFA Youth League. Su trabajo esta temporada, después de que la pandemia frenara el fútbol con su Castilla a cuatro puntos de los puestos de playoff de ascenso a Segunda, parecía finiquitado. Sin embargo, el club blanco optó por confiarle el combinado juvenil para que lo dirigiera en la fase final del torneo continental. «El club decidió que, como la fase final iba a ser muy corta [ha durado nueve días] era el candidato para llegar a estos chicos. Para mí fue una grata sorpresa», explicaba el propio Raúl.

Y así, en apenas dos temporadas, la leyenda blanca ha entrenado a cuatro equipos diferentes de la cantera madridista. Tras un año ejerciendo como asesor de Florentino Pérez, conociendo las interioridades del trabajo de despacho, en 2018 dio el salto a los banquillos haciéndose cargo del Cadete B. En marzo del año pasado, tras el despido de Álvaro Benito, pasó a encargarse del Juvenil B. Y el pasado verano, le fue encomendado el Castilla, la joya de Valdebebas.

En el horizonte, qué duda cabe, el Real Madrid vislumbra a Raúl como entrenador del primer equipo. Más aún tras haberle testado con éxito en las categorías inferiores. Porque más allá de los resultados, en el club blanco están más que satisfechos con el trabajo que está realizando en los diferentes equipos que ha asumido. Cuando llegue el momento, las circunstancias dictarán sentencia, pero en estos momentos Raúl está muy bien posicionado como relevo de Zinedine Zidane cuando el francés y el Real Madrid separen sus caminos por tercera vez. Se repetiría así el mismo patrón seguido por el propio Zizou, con indudable éxito, y también por Santiago Solari, con mucha menos fortuna. Todos ellos, curiosamente, miembros de la generación de la Novena.