Frente a su deprimente realidad en la Premier, en la que ha perdido cinco de los seis últimos partidos, el Liverpool ha encontrado en la Champions un refugio en el que recordar quién fue hace no tanto y quién aspira a volver a ser. El conjunto de Jürgen Klopp estará entre los ocho mejores de la competición tras despachar a un Leipzig que ha jugado con más entusiasmo que empaque en esta eliminatoria. El 0-2 de la ida ya mostraba al Liverpool la pasarela hacia cuartos de final y este miércoles en la vuelta se afanó en no dejar resquicios para la remontada. Siempre con la situación bajo control, en la segunda parte se acabó imponiendo gracias a los goles marcados por Salah y Mané (2-0).

Que el Liverpool es un equipo falto de confianza al que nada le sale a derechas quedó constatado una vez más en la primera parte del duelo. El Leipzig saltó al Puskas Arena de Budapest (misma sede que en el partido de ida) con la necesidad de remontar un 2-0, pero en ningún momento ofreció síntomas de poder estar a la altura de tan difícil misión. Con Fabinho de nuevo como mediocentro, en lugar de estar tapando agujeros en defensa, el Liverpool cortocircuitaba sin agobios la electricidad del cuadro de Nagelsmann y encontraba oportunidades a la contra.